Si le gusta hacer jogging puede llegar a la catedral en menos de veinte minutos y si va en dirección opuesta en pocos minutos llega a la Cala Mayor, una playa maravillosa.

La Isla de Mallorca es un mundo de contrastes. Desde el árido sur hasta el verde norte donde se extiende la Sierra de Tramuntana, el visitante recibe la brisa que nace del Mar mediterráneo y barre las planicies verdes del interior. Durante el verano el visitante puede saborear no solamente la historia de toda la monumentalidad de la isla sino también la cultura europea de la ciudad y en especial su única gastronomía. Magníficas playas con aguas cristalinas y cuevas, muchas de ellas muy visitadas, otras apenas descubiertas por el turista poco atrevido son la auténtica recompensa para el buscador de lugares vírgenes que solo la naturaleza ha podido crear en lugares escogidos del planeta.